Suspende el examen de conducir porque le dicen que aparque y no puede
Tras sufrir un ataque de pánico decide dejar el coche en el Párking de la Plaza Nueva.
![José Luis no encontraba sitio para aparcar](https://static.wixstatic.com/media/3273f3_7d449eb7687e4ea9a4fe796bc6ef468c~mv2.jpg/v1/fill/w_951,h_572,al_c,q_85,enc_auto/3273f3_7d449eb7687e4ea9a4fe796bc6ef468c~mv2.jpg)
Por todos es sabido la situación estresante que supone la realización de un examen de conducir: miedos, dudas, angustia, mirar los espejos retrovisores, las señales de tráfico...y la mirada inquisitiva del examinador. Todo esto lo estaba padeciendo el joven José Luis M. T. durante su examen realizado hace unos días en nuestra localidad.
La prueba marchaba perfectamente: gire a la derecha, gire a la izquierda, tome la siguiente rotonda a la derecha.... todo perfecto, sin calarse el vehículo, girando en las rotondas sin contratiempos y sin que el listo de turno se colase indebidamente, los pasos de cebra controlados sin peatones suicidas. "No me lo podía creer, hasta ese momento los nervios no podían conmigo e iba siguiendo las instrucciones del examinador sin ningún problema. ¡Hasta pude cruzar la calle Ancha sin problemas y sin necesidad de esquivar los coches aparcados en mitad del carril!.
Sin embargo, llegó el momento fatídico con la frase incendiaria: "Estacione el vehículo cuando pueda", sentencia el ingeniero de tráfico. "Cuando oí la orden pensé: ya está, estoy terminando y voy muy bien, esto marcha. Estaba tranquilo porque había practicado la maniobra de aparcar en el polígono con mi padre y me salía bastante bien". Con lo que no contaba José Luis era que estaba en Valdepeñas. "Comencé a dar vueltas por varias calles del centro y entre las calles cortadas por las obras y la cantidad de vehículos que había no encontré ningún hueco, y decidí buscar otras calles adyacentes, con igual resultado. SI no había bolas, había palos, si no cocheras, y coches, muchos coches... pasaba el tiempo y comencé a preocuparme, a sudar, sentía palpitaciones, y no dejaba de mirar por el espejo retrovisor al examinador nervioso mirando su reloj". Siguió dando vueltas cerca de quince minutos, ningún hueco le parecía suficientemente grande para aparcar. Líneas amarillas en los bordillos, zona de carga y descarga..., pasaban los minutos y el pánico entró en escena. "Pensé: ya está, me voy al parque, pero era jueves y ¡mercadillo!, mala idea; entonces lo vi claro, lo metería en el parking".
Y así lo hizo. Enfiló la calle Real hasta la entrada del párking de la Plaza Nueva y ante la mirada estupefacta del examinador y del profesor, sacó el ticket y adentro. Una vez detuvo el vehiculo se bajó y dijo: "Ea, ya está aparcado", y salió por las escaleras a tomarse una cerveza en el Bar Penalty. Poco más tarde se enteró por medio de su profesor que había suspendido, aunque ha interpuesto un recurso a la DGT para esclarecer si esa maniobra es válida para la obtención del carnet de conducir cuya resolución está pendiente en este momento.