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Encuentran el Lucio más grande de Europa en el pantano de 'La Cabezuela'

Redacción

El ejemplar, único en el continente hasta el momento, mide 2,10 metros y pesa 105 Kg.

Juan Antonio en la orilla del pantano

Sorpresa inaudita. Así se podría calificar el encuentro totalmente fortuito de Juan Antonio G.L. en una jornada de pesca aparentemente anodina en el Pantano de 'La Cabezuela'. "Si me lo cuentan no me lo creo, estaba tan tranquilo en mi puesto de pesca con mi banqueteja a orilla del puente de la carretera de Cózar, con mi almuerzo preparao y el cebo recién puesto cuando empecé a notar que la caña empezaba a cimbrearme muy fuerte, como si se hubiese enganchado algo", afirma Juan Antonio todavía sorprendido. "Lo mejor fue cuando me levanté y empecé a coger seda, y venga tirar fuerte y el bicho que no para, hasta que me asomo por el puente al oír unas voces y veo aun hombre enganchado con el anzuelo por la comisura de la boca; madre mía que susto", añade.

En efecto, ese hombre se llama Lucio Monteanu, natural de Rumanía y residente habitual en la finca de La Cabezuela al realizar labores de mantenimiento, quien había decidido dar un paseo en una piragua en su tiempo libre y que vio sorprendido como el anzuelo se le clavaba en la comisura y alguien comenzaba a estirar hacia arriba. El problema erradicaba en que no podía comunicarse bien debido al desconocimiento del idioma unido a la dificultad para mover la boca por el gancho, por lo que se limitó a gritar y profanar el santoral en su idioma natal. A su vez, el pescador interpretaba que los estirones eran de un pez en lugar de Lucio Monteanu, por lo que la batalla fue feroz: "Yo no hacia más que estirar y coger seda, y él venga estirar y estirar; empecé a oír gritos, pero pensaba que eran de otro sitio, hasta que de un estirón me acercó al borde y al mirar para abajo me lo encontré, con la boca ensangrentada, gritando y mirándome con los ojos inyectados en sangre por la cólera. Fue horroroso", afirma Juan Antonio. "En ese momento, dejé de tirar y con la navaja corté el sedal, permitiendo que Lucio se desplazara hacia la orilla con la piragua sin parar de lanzar gritos, eso sí", añade.

Una vez en la orilla, ambos comenzaron a discutir acaloradamente pudiendo llegar incluso a las manos si no llega a ser por otros paseantes que se acercaron al ver el escándalo, los cuales además procedieron a retirar el gancho con los alicates y a realizar una primera cura, siendo necesaria la asistencia posterior en el centro de salud. Ya pasado el susto y pidiendo las disculpas oportunas, se fueron de botellines al Bar Panchi, con la intención por parte del pescador de solicitar la inscripción de la captura en el registro de la Asociación Europea de Pesca para apuntarse el récord europeo, ya que no existe en el continente nadie de esa embergadura llamado Lucio.

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