top of page

Un anciano de 82 años se prostituye para poder pagar el I.B.I.

Redacción

Debido al aumento de la tasa motivado por la revisión catastral.

Honorio hablando con un cliente

La vida de Honorio L.G. ha sufrido un vuelco en unos pocos días. La pesadilla comenzó cuando, como cada año por estas fechas, el cartero le llevó la carta con el Impuesto de Bienes Inmuebles para proceder a su pago. Honorio, jubilado de 82 años del sector agrícola, dejó la carta en la mesa del comedor para proceder a su lectura después de comer y se fue al Hogar del Pensionista. Regresó a su domicilio siguiendo la llamada del hambre tras comprar el pan en la Panadería de Lorca y se dispuso a comer. "Yo me senté a comer como siempre lo que la Pepa me había preparao, que eran lentejas; es que la cuchara me gusta mucho, ¿sabe usted?", relata Honorio en exclusiva. Una vez acabó, procedió a leer el correo y abrió la carta de la Diputación: "Yo no entiendo mucho, pero el dibujillo de la carta me suena de todos los años y pensé: ¡date, la contribución!, y abrí el sobrecejo", continúa Honorio con su testimonio.

La sorpresa vino cuando vio el importe a pagar: 2.748 Euros. "Cuando vi la cantidad me limpié las gafas y lo volví a mirar; pero nada, que no me había equivocado, 2.748 Euros. Me tuve que beber un vaso de agua y porque estaba sentao que si no me caigo", confiesa Honorio. "Lo peor fue cuando la Pepa me vio la cara y me preguntó: '¿Que te pasa Honorio?, tienes mala cara'; le dije: siéntate anda, y se lo conté". Cuando volvimos del hospital después del jamacuco que le dio a la Pepa, se lo conté a mi Paco, que es el hijo que vive aquí, y fue a hablar a la oficina de la contribución. Le dijeron que se debía a los drones esos que habían visto que el patio y parte de la cochinera vieja de cuando compré la casa lo reformé y ahora son vivienda, y eso vale más; así que eran lentejas, que si quería las comía y si no... es lo que hay", nos cuenta Honorio.

Debido a la crisis, la posibilidad de reunir dicha cantidad para su pago resultaba harto difícil. "Tengo un dinerillo ahorrao, pero es para comprar unas olivas; y a mis hijos no les voy a pedir, bastante tiene ellos; así que pensé en meterme a prostituta. Ya a estas edades te da igual tó, antes por detrás ni el bigote de una gamba, pero ya ni siento ni padezco", nos confirma Honorio. Así, y sin que lo sepa su familia, todas las noches sale a trabajar: "Treinta Euros el completo, precio anticrisis, que me he documentao; y clientes no me faltan, hay mucho degenerao por ahí suelto", sentencia. Calcula que en unas dos semanas al ritmo que lleva puede recaudar el dinero, aunque no descarta continuar porque le ha cogido el gusto y se gana más dinero que cogiendo aceituna.

OTRAS NOTICIAS

© 2016 por "El Chilanco"

Presentado también en

 ¿Te gusta lo que lees? Envíanos tus datos y podrás insertar tu publicidad o anuncios en nuestro blog 

bottom of page