Pone una reclamación por pasársele la borrachera mientras le preparan un gin-tónic
Al parecer tardaron 18 minutos en prepararle un combinado de ginebra con tónica siguiendo todos los pasos que dice el manual.
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Manuel Angel V.M. salió el jueves por la noche para pasárselo bien y celebrar que había aprobado el carnet de conducir. Todo iba bien: risas, primero las cañas, luego la cena con su vinito, el chupito y luego a tomar unas copas, hasta que se le ocurrió pedir un gin-tonic y se les aguó la fiesta. "La verdad es que no hay derecho a eso, es inhumano. Está uno pasándoselo en grande con un pedete alegre y de pronto te tienen casi veinte minutos mirando como cortan el limón en tiras, untan el borde del vaso, cogen la cucharita, la ginebra que cual quiero....y me pega un bajón acojonante", relata Manuel Ángel. "Yo le decía: muchacha no te enrolles taaanto, echale la larios y la tónica y ya estáaa; pero no, la cansina dale que te pego cortando el limoncejo y luego media hora con la cucharilla, y que ahora untar el vaso y yo que se más. Total, que me entró muchismo sueño y ya ni me hacía gracia la música, ni beber, ni los chistes, ni la camarera, ni ná", continúa relatándonos Manuel Ángel.
La cosa pasó a mayores cuando nuestro protagonista comenzó a alzar la voz diciendo: "Ponme una sandy aunque seeeea, pero para yaaa so pesáaa", llamando la atención del personal de la barra, quienes procedieron a acercarse al sospechar que se iba a montar. Manuel Ángel, ya bastante nervioso por el bajón, se encaró a ellos diciéndoles que le habían fastidiado la fiesta. "Además, les dije que el puntillo que había cogido me había costao un dinero, y ¿quién me lo paga ahora, eh?. Si lo sé me pido el JB con Coca Cola", afirma el afectado.
Tanto fue el jaleo que incluso se barajó avisar a las fuerzas de seguridad, algo que finalmente se desechó por el apaciguamiento de las aguas. No conforme, Manuel Ángel sí decidió poner una reclamación para la OCU haciendo constar textualmente "la pérdida de tiempo en su noche de ocio con el consiguiente fastidio de él y de sus amigos que no pudieron celebrar como Dios manda el haber aprobado el carnét de conducir". Lógicamente, la pandilla de amigos fue invitada, pero a abandonar el local, teniéndose que tomar la penúltima en el Bar de mi Papá con un cubo de botellines.