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Detenidos dos ancianos por escándalo público al inhalar la pintura de un paso de cebra

Redacción

Según la investigación estuvieron hablando más de media hora al lado de un paso de cebra recién pintado.

Lugar donde ocurrieron los hechos

Para Manuel M.S. y Dionisio R.T de 72 y 74 años respectivamente, la mañana del día 29 de Noviembre ha marcado sus vidas. Cuando salieron a hacer los recadillos que les habían encargado sus esposas no imaginaban la pesadilla que les acechaba. Y es que en el momento en que se encontraron en una esquina y se liaron de conversación no se percataron de la presencia inmediata de un paso de cebra recién pintado cuyos efluvios fueron inhalando en la media hora larga de cháchara que mantuvieron sobre si iba a haber aceituna y cuál de los dos había trabajado más de joven. "Yo no noté na, empezamos a hablar y la verdad es que olía un poquejo a pintura, pero no era molesto", señala Manuel en exclusiva.

Pues bien, esa exposición demasiado prolongada a los vapores les produjo una alteración de su comportamiento similar al resultante de la toma de una droga, provocando en los dos amigos una situación de cuelgue transitorio. "Chacho la que he liao, pues no voy al Banco y empiezo a ver al de la ventanilla que cambia de color y que la cara se le deforma, madre mia que susto", relata Dionisio. "Empiezo a ver que le crecen las orejas y que empiezan a parecer pájaros de pronto que quieren picarme y les quiero dar con la carpeta. Madre mía que vergüenza, to el mundo mirándome", continúa.

A Manuel el subidón le pilló en Los Hermenegildos, comprando queso. "Yo de repente veo que se empiezan a derretir las estanterías y se empieza a derramar to por el suelo, y to mi afán era recogerlo con las manos. La gente me quería parar pero yo les empujaba para recoger el suelo. La Virgen que susto". Según testigos presenciales en los dos escenarios el comportamiento de ambos cada vez era más agresivo, totalmente fuera de control y rozando la histeria, por lo que tuvieron que avisar a la autoridad. Una vez se personaron las fuerzas del orden, Manuel estaba dándole patadas a los quesos y Dionisio tirando al suelo los papeles de los interventores del Banco, los dos con idéntica actitud desafiante y totalmente fuera de sí, por lo que sólo tras ser anestesiados por los servicios médicos con un dardo disparado con cerbatana pudieron ser reducidos y sedados hasta que remitieron los efectos paranóicos.

Por suerte, los dos se encuentran actualmente sanos y salvos en sus casas con más miedo que vergüenza. Tanto el banco como la tienda han desestimado presentar cargos.

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