Lleva a su 'camello' a San Antón para que le de salud y lo proteja muchos años
Ocurrió hace una semana durante la bendición de animales realizada en la Ermita de San Marcos.
Alfonso P. M, de 36 años y vecino de la zona centro se enteraba esa misma mañana mientras tomaba café en la churrería de la Plaza que era San Antón, patrón de los animales y mascotas. Tanto le sorprendió, que se le ocurrió la brillante idea de llevar a su periquito a la bendición que se iba a realizar esa misma tarde en la puerta de la ermita, hasta que a útima hora decidió también llevar a otro de los animales más importante de su vida: Juanan, su camello.
"La verdad es que cuando me dijeron que había que llevar a los animales a bendecir no lo dudé, porque mi periquito es muy bonito y da mucha alegría a la casa, pero el que me da más satisfacciones es el camello", afirma Alfonso con cara de viciosillo. "A veces si no fuera por él menudo muermo", añade. Y así lo hizo, lo llamó y fue a recogerlo a la calle Arpa para que lo acompañase. "Al principio no quería por la vergüenza y tal, pero después de unas birras lo convencí diciéndole que si lo bendecían le iba a proteger Dios de todos los males y a lo mejor hasta de la pasma, y aceptó. Además, el más interesado de que no le pase nada soy yo, que soy su principal cliente", relata Alfonso.
A las cinco de la tarde se dirigieron a San Marcos con la jaula del periquito para proceder a la bendición junto con otras especies de animales, la mayoría caninas. "La gente no acababa de entender que pidiera al sacerdote que echara agua bendita también a Juanan, mi camello, pensaba que estaba de broma, pero al final con tanto jaleo y prisas aceptó", indica Alfonso. Tras la bendición y el paseo delante del santo, compraron una garrotilla de caramelo y un poco de puñao. "Y por cierto, menudo precio el puñao, casi vale más que lo que yo vendo", nos cuenta el camello sobresaltado. "El año que viene que no me esperen, ¿sabes colega?", sentencia.
