Confunde el Entierro de la Sardina con una manifestación de Podemos
Luis Alfonso C. P. se unió al desfile con gritos de "No a la LOMCE" y "Sí se puede" ante la mirada estupefacta de los participantes.
Que el Miércoles de Ceniza se entierra a la sardina es algo que todo el mundo suele conocer. Sin embargo, a Luis Alfonso le pilló por sorpresa la presencia en la calle de un grupo colorido y alegre de jóvenes vociferantes acompañados por las fuerzas de seguridad. "Iba por la calle a hacer unos recados cuando observé que un grupillo de jóvenes subían por la calle Real dando gritos y tocando tambores acompañados por la policía y automáticamente pensé que era una manifestación de los de Podemos", señala con cara de sorpresa. "Así que no lo dudé, me acerqué y me uní a ellos dando gritos contra la ley de educación, las becas y el matrimonio gay. Me extrañó ver a gente disfrazada, pero ya se sabe como son", añade.
Y así, realizó todo el recorrido acompañando a los integrantes del popular entierro por las calles de Valdepeñas gritando sus eslóganes. " Yo me metí enmedio y empecé a gritar contra el gobierno, el rey y la clase capitalista, aunque apenas se me oía porque me tocó al lado los de la batucada y casi acabo ronco", relata Luis Alfonso. "También me extrañó un poco lo de la sardina en una carroza y un tío vestido de monja sexy, pero pensé que era una crítica a la Iglesia y a la Semana Santa, asi que también me puse a gritar '¡Por una España laica!' y ''¡Borgoglio, hermano, cierra el Vaticano!', aunque no me seguían los demás; incluso me miraban y se reían, pero me decían nada", nos cuenta nuestro protagonista. "Incluso había uno vestido de viuda que intentó meterme mano", añade.
Una vez concluído el desfile, Luis Alfonso fue a quejarse a la organización por lo aburrida que había sido la manifestación: "Cuando acabamos, identifiqué a los cabecillas y me dirigé a ellos para dar quejas sobre la organización: ni una mala pancarta, ni palos con la policía, casi nadie en las calles para que escucharan nuestras propuestas, ¡ni una mísera bandera republicana!, y me miraron riéndose con cara rara dándome la espalda. Eso sí, me invitaron a sardinas asadas cuando acabó la mani", concluye.