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Una vecina de la Yenka sale de comprar en una tienda de ropa y solo sabe decir "o sea"

Redacción

Nada más salir del local comenzó a notar alteraciones en el lenguaje y una incapacidad para articular otro tipo de expresiones.

Virtudes P.M. se dirigió la mañana del sábado a la calle Escuelas de nuestra localidad para disfrutar de una mañana de compras junto a una de sus hijas sin pensar que terminaría realizando una visita a urgencias ante el temor de que le estuviera dando un ictus. "La mañana empezó perfecta, o sea, fuimos a desayunar un chocolate con churros y luego nos fuimos de shopping por el centro porque teníamos que comprar ropa para una boda; todo iba bien hasta que salimos de la tienda y en la misma calle me quedé como en blanco y solo podía decir 'o sea' a cualquier pregunta que me hacían con una caída de la mandíbula que me dejaba siempre la boca entreabierta", señala Virtudes (Vivi para los amigos). Ante la situación de estrés generada, se formó un revuelo importante entre los transeúntes, con la consiguiente preocupación de la protagonista: "O sea, yo veía mucha gente alrededor y a mi hija preocupada, pero, o sea, yo no entendía mucho por qué. Yo pensaba que estaba bien, hasta que me lo explicaron y, o sea, decidimos ir a urgencias por si era un ictus o algo parecido", declara Vivi.

Una vez atendida en dicho servicio sanitario y tras realizarse las pruebas oportunas, se concluyó la inexistencia de ninguna patología neurológica, coincidiendo con la remisión del cuadro de confusión con el paso del tiempo. "Al cabo de unas horas, o sea, empecé a hablar de forma habitual, pudiendo intercalar todo tipo de palabras; lo malo, o sea, es que me ha quedado como un tic y de vez en cuando me sale el 'o sea' solo, sobre todo cuando me pongo la ropa que me compré, pero es llevadero. Se ha quedado en un susto, o sea", afirma nuestra protagonista.

Según expertos consultados, se podría tratar de un cuadro de mimetismo con el entorno de la tienda, algo parecido al 'Síndrome de Estocolmo', pero una vez que Vivi vuelva a la normalidad de su rutina irá despareciendo aunque conservará algo especial en el habla. "Yo no quiero que se me quite, o sea, incluso le estoy cogiendo el gustillo, aunque mis vecinas me están empezando a dar de lado y no se por qué", concluye Vivi.

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