Le encargan hacer el inventario de Casa Barrera y se da de baja por depresión
Al parecer, solicitó la baja nada más entrar en la tienda y ver la cantidad de artículos a inventariar.
La felicidad de Rubén M.L. al encontrar trabajo duró poco más de un día, justamente lo que va de aceptar una oferta y comprobar la realidad. "Me puse muy contento cuando me dijeron que había un trabajillo para Navidad que consistía en hacer un inventario en una tienda, y me pareció fácil, hasta que comprobé que eso me iba a costar la salud", relata Rubén. "Cuando vi el escaparate esa noche me dio una poquita sudaera al ver tantas cosas, pero lo peor fue cuando al día siguiente pasé al interior y vi el resto; ahora, la puntilla fue cuando me dijeron que dentro habría mucho más. Ahí me desplomé", añade.
En ese momento, nuestro protagonista comenzó a encontrarse mal, presentando mareos y nauseas: "Empecé a sudar, todo me daba vueltas al ver tantísimas cosas mezcladas para contar, me daba vueltas la cabeza con paraguas, jarrones, platos, vasos, espejos, orinales antiguos, figuras de Nuestro Padre Jesús, marcos de fotos, llaveros, monederos... me tuve que salir a la calle para que me diera el aire. Una vez se me pasó el mareo, me armé de valor para entrar, y cuando un amigo me dijo que dentro habría más cosas, me dio el bajón y decidí ir al médico a que me diera la baja", nos cuenta Rubén. "La verdad es que me da palo dejar así las cosas, pero es que casi prefiero ir a coger aceituna", señala.
Una vez valorado el estado del paciente por el médico de cabecera, se le diagnosticó un cuadro de pánico desencadenante en síndrome depresivo que cursó con incapacidad laboral transitoria, cuya duración puede oscilar entre una semana y diez días, dependiendo de la evolución. "Yo creo que en unos días ya estaré bien, y cuando se me pase el susto me iré con mi tío al campo que tiene 80 olivas y necesita gente", concluye. De momento, según hemos podido saber, el puesto para el inventario continúa vacante.
